El placer del café Disfrutando un café perfecto
- Francis Torres
- 30 may 2018
- 1 Min. de lectura
Casi todos los días yo soy el primero que se levanta en casa y preparo el café a mi mujer y a mi hijo pero cuando puedo dormir un poco más y son ellos quienes me lo preparan, despertar con el aroma del café me pone de muy buen humor.
Dicen que la memoria olfativa es la más potente y que un olor que tengamos bien guardado en nuestro cerebro se puede retener para toda la vida. Así cuando olfateamos un aroma que nos resulta familiar, nos puede transportar años atrás al momento en que lo percibimos, o a nuestro recuerdo de aquél entonces.
Parece que el sentido del olfato para percibir y recordar los olores sirven a casi todos los animales a identificar los alimentos que no deben consumir y los que son deseables, evitando así intoxicaciones, envenenamientos y otras consecuencias. También tienen importantes funciones en materia reproductiva y sexual, ya que las feromonas activan el deseo necesario para perpetuar las especies.
Pero más allá de su sentido necesario, los aromas tienen unas funciones placenteras en relación con nuestra percepción de lo que nos agrada y curiosamente, el café o mejor dicho, el aroma a café es un olor que la mayoría de las personas asocia a placer y bienestar y suele ayudar a poner de buen humor.

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