Cafeína
- Francis Torres
- 1 jun 2018
- 2 Min. de lectura

T.R. Reid, en la revista National Geographic, de enero del presente año, publica el amplio reportaje ‘Cafeína’ donde cuenta que en 1820, cuando proliferaban los cafés en Europa, los científicos empezaron a preguntarse qué hacía tan popular a esa bebida.
Fue el químico alemán Friedlied Ferdinand Runge el primero en aislar el principio activo del grano de café y llamó a esa sustancia “cafeína”, que significa “procedente del café”.
Posteriormente los científicos postularon diversas teorías para explicar el poder de la cafeína para “promover la vigilia”.
Actualmente se cree que la cafeína bloquea el efecto hipnótico de la adenosina –sustancia química del cuerpo que actúa como soporífero natural–, impidiendo que nos quedemos dormidos.
También se ha demostrado que la cafeína, en cantidades moderadas, nos mejora el humor e incrementa el estado de alerta, resultando una poderosa pócima para los noctámbulos.
Aderita comenta que ahora son pocos los que beben café de esencia, la mayoría nació con la cultura del café instantáneo.
Las últimas generaciones están marcadas por la prisa y prefieren ese otro tipo de café.
Pero el café colado es superior porque es natural, sin químicos ni preservantes.
La tienda Café Flor de Manabí tiene una antigua clientela que ha fomentado, en sus hijos, la costumbre de beber café colado y algunos de estos son sus actuales clientes.
Cuenta que hay un señor –y como él varios de sus clientes– que dice que si no toma una tacita de Café Flor de Manabí, no puede empezar a trabajar.
Esos clientes visitan la tienda, se dejan cautivar por esa fragancia y son testigos de cómo Aderita agarra el cucharón de lata y toma el café en grano de la vitrina, lo introduce en la tostadora que empieza a moler el grano con un ronroneo de gato alunado.
Cuando el proceso termina, el aroma es más intenso y pese a que es empacado en fundas de papel, el aroma del Café Flor de Manabí no cesa. Invade con su olor el sector.
Después sigo caminando, pero esta vez, con los ecos de la canción Café de Eddie Palmieri: “Al despertarme el aroma del café/ dime Micaela/ a quién no le gusta un buchito/ de café bien sazonado”.
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